Cuenta la leyenda que el Dios Dragón está sentado en el reino de los dioses, y si es el heredero de éstos, se convertirá en el nuevo gobernante de China. Las distintas sectas y bandas se disputan poco a poco la herencia del Dios Dragón. El protagonista, Chu Qianye, era considerado hijo de un pecador por la pérdida del tesoro de la secta por parte de su padre. Se estableció una sutil conexión.