La querida Santa Cecilia es admirada por los habitantes del pueblo debido a su elegancia y compostura, y comparte amablemente su sabiduría con todos los que la buscan. Sin embargo, cuando se queda a solas, su esperanza se desvanece por completo. Solo el Pastor Lawrence logra mantener a la Santa lo suficientemente serena para que pueda cumplir con sus responsabilidades, y aunque ella lo ponga a prueba, él lo toma como parte de su trabajo diario.